Panamá es una auténtica jungla de asfalto, los coches le han ganado terreno al ciudadano de a pie y conseguir ver una acera es casi es una misión imposible. Los edificios enteros dedicados a parking se multiplican por todos lados. Aunque tengas que desplazarte a sólo una manzana, la gente prefiere coger el coche antes que caminar por el sofocante calor panameño, lo que le da una imagen de ciudad futurista típica de las películas apocalípticas.