Santiago de Compostela, qué ver en un fin de semana
Santiago es olor a tierra mojada, risas en las tabernas, sonidos de campanas, peregrinos perdidos por sus empedradas calles, amabilidad y, sobretodo, rica y abundante comida. Santiago de Compostela no es solo el final del camino, o no debería serlo, es un destino propio en sí mismo, perfecto para exprimirlo en una escapada de fin de semana.
Para empezar bien la ruta lo mejor es tener una toma de contacto con la ciudad, y para ello, el mejor sitio es el Parque de la Alameda. Este parque data del siglo S.XVI y, aunque sólo por su floresta ya merecería la pena la visita, lo mejor son sus increíbles vistas. Al estar en alto su mirador ofrece la mejor vista de la Catedral de Santiago y ayuda a hacerse una idea de las dimensiones del casco histórico. Más de 80.000 metros cuadrados para disfrute de los santiagueses, aunque el paseo que más concentración tienen es el de los leones, donde se encuentra el “Eucalipto del amor” lugar de peregrinaje para los enamorados que llegan hasta allí para conseguir ser felices el resto de su vida –o eso cuenta la tradición-.
Después, la mejor opción es acercase al Mercado de Abastos. Su oferta se ha renovado, no sólo ofrecen los mejores productos de la zona a buen precio para llevar a casa, también tienen ofertagastronómica, de flores y artesanales entre sus puestos. Las opciones de los jóvenes creadores gallegos son realmente interesantes. Muchos restaurantes del mercado ofrecen la posibilidad de cocinarte el producto que hayas comprado por tan sólo 4€. Todo ello en un entorno arquitectónico único, cuyas paredes están construidas de piedras de cantería. Eso sí, estate atento al horario, cierran domingos y festivos.
El Mercado de Abastos es una buenísima opción para hacer un alto en el camino para comer auténtica comida gallega.
Por la tarde os recomendamos que os acerquéis a la zona de Bonaval. Ahí podrás visitar el Convento de Santo Domingo de Bonaval, iglesia que data del Siglo XIV y que tiene reminiscencias góticasy románicas. Después puedes acercarte al Museo Do Pobo Galego, el museo recoge el folklore y cultura gallega con muestras de utensilios de profesiones, repaso a la evolución de su vestimenta y, en definitiva, a los símbolos de la cultura gallega para entender mejor donde nos encontramos. Este museo es una grata y sorprendente visita, muy recomendada. Después, podéis acercaros al Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) recoge obras de artistas gallegos e internacionales, poniendo especial foco en obras de españoles, portugueses y latinoamericanos.
Para cenar, os recomendamos volver al centro del casco histórico y esperar un poco hasta conseguir hueco en O Gato Negro, uno de los lugares más auténticos, con mejores raciones y con una atención de primera, por otro lado, algo normal en la amable y hospitalaria gente gallega.
Día 2: Excursión por Costa Da Morte
Cogemos el coche y salimos de Santiago, las visitas por los alrededores de la ciudad son casi infinitas, por eso os recomendamos una ruta básica para al menos iros con una idea de la zona.
Nuestra primera parada de la ruta será Muros, lugar medieval con un casco histórico muy bien conservado. Esta ciudad se formó en el siglo X y durante años fue el puerto de entrada de Santiago de Compostela, aún conserva señas de su importancia en el pasado. Un buen lugar para tomar un ración de pulpo a feira es el Teatro Mercedes, que aunque hoy en día ya no ejerce como tal ha conservado su esencia y arquitectura. Reservarte un buen rato para andurrear tranquilo por sus callejuelas. Si vas bien de tiempo puedes parar en la cercana Noia (los jueves y domingos tienen una feria muy interesante), sino sigue hasta la cascada de Ézaro. Este lugar tiene algo mágico, no sólo por ser la única de Europa que desemboca en el mar, sino por el entorno que le rodea. Se llega a través de una pasarela de madera y es posible estar bajo ella, ¡con cuidado de no resbalarse entre sus rocas!
Tras la visita ponemos rumbo a Fisterra, parando en Corcubión para como dice mi gran amigo ceense David de Consejeros Viajeros apreciar lo mejor que tiene: las vistas de Cee. Bromas a parte, seguimos nuestra ruta, parando en Fisterra para comer en Don Percebe, con este nombre ya os hacéis una idea de que el lugar no decepciona. Tras disfrutar de la cocina gallega nuestra siguiente parada será la meta de todos los peregrinos: el Faro de Finisterre. Durante siglos conocido como el fin del mundo, ya que creían que aquí terminaba la tierra, su anochecer es lo último que ven los peregrinos tras kilómetros de ruta, por eso una bota homenajea a los caminantes que llegan hasta allí.
De ahí iremos a Muxía, disfrutando del camino que es parte de la excursión, hasta el Santuario de la Virgen de la Barca. Su espectacular localización sobrecoge al visitante, las olas rompen con fuerza contra sus rocas que permanecen década a década observando el devenir del tiempo sin inmutarse. Una maravilla. Nuestra última parada será en el Hórreo de San Martiño de Ozón, construido en granito es de aproximadamente 27 metros de longitud, lo que le sitúa entre los de mayor tamaño de Galicia. Sus grandes dimensiones se deben a que en él se guardaban las abundantes rentas que cobraba el monasterio.
Ponemos rumbo a Santiago, aproximadamente es una hora trayecto, para ir a cenar a Fogar do Santiso. Una auténtica pasada, que maravillará sobretodo a niños, con una zona exterior techada de madera y columpios hechos con troncos te cuesta ver la entrada hasta que localizas una pequeña puerta que al abrir te mostrará unas escaleras estrechas, ya que la sorpresa está abajo, el restaurante es una cueva de piedra que recuerda a cómo tendrían que ser las cantinas celtas. Su carta de presentación es su producto ecológico, con huerta propia, la oferta depende de la cosecha que tengan y su carne se hace a la brasa allí mismo, no puedes irte sin probar el osobuco, ese plato son palabras mayores.
Días 3: Casco Viejo
El último día tiene que reservarse íntegramente a pasear sin rumbo por el casco histórico de Santiago, las calles de la zona vieja han sido declaradas Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO. En tu paseo cruza la Plaza del Obradoiro (da igual las veces que la hayas visto por la televisión, siempre es mejor la realidad), el Hostal de los Reyes Católicos (hoy en día alberga el Parador Nacional de Turismo), la facultad de Medicina, la Plaza de Praterias, el Palacio de Raxoi (actual Ayuntamiento de la ciudad) y si tienes suerte, bajo el Arco del Pazo de Xelmírez suele tocar un gaitero para acabar de ambientar el paseo.
Aunque sin duda, la estrella del casco viejo es La Catedral, hogar del Apóstol Santiago y de miles de peregrinos que acuden a las 12 en punto cada día para escuchar su misa. La catedral alberga la oficina del Peregrino lugar de acogida y recibimiento de los peregrinos que llegan a Santiago y donde pueden conseguir su certificado de peregrinación, es decir, la Compostela. Para más información sobre el camino, visita su WEB.
Y para despedirnos de Santiago lo mejor es darse un homenaje culinario, A Horta do Obradoiro es una opción más que recomendable.