El visitante de las cataratas de Iguazú tiene un compañero inesperado de viaje. Ocurre sobre todo en la parte argentina, donde es habitual verse rodeado por decenas de animales desconocidos, de cola anillada y cara de buenos, que se mueven con normalidad entre los turistas, acostumbrados a su presencia y tratando de robar nuestra comida.

Recuerda nuestros consejos para visitar las cataratas de Iguazú.

Coatí en guaraní significa “nariz alargada”, y es un animalillo en apariencia simpático, que no suele llegar al metro de tamaño y que habita amplias zonas de selváticas de América Central y del Sur, con árboles y abundante vegetación, siempre en las proximidades de ríos o lagos.

Poseen una enorme cola y un característico hocico fino y alargado gracias al cual gozan de un excelente olfato, y unas garras con uñas terriblemente fuertes excavar y defenderse. Son muy rápidos, y pasan gran parte de su vida subidos a los árboles, en los cuales se mueven con facilidad gracias a las articulaciones flexibles de sus patas traseras. Incluso son capaces de descender por ellos boca abajo!

Las hembras y sus crías viven en grupos de 5 a 20 individuos, mientras que los machos mayores de dos años viven en solitario y únicamente se unen al grupo durante la época de celo. La hembra preñada construye el nido en los árboles, algo muy peculiar en mamíferos. El período de gestación dura unos 65 a 70 días aproximadamente, tras los cuales las hembras paren entre 2 y 6 crías que permanecerán en el nido durante 6 semanas.

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A pesar de apariencia tranquila pueden ser agresivos, y nunca deberemos alimentarles, ni tampoco dejar comida a su alcance, ya que además del peligro que supone se están registrando cambios en sus hábitos de comportamiento, por ejemplo ahora pasan más tiempo del habitual en el suelo.

Se trata además de una especia invasora, porque aunque parezca increíble hay personas que tenían ejemplares como mascota y una vez liberados se agrupan y adaptan. Hasta se han detectado grupos en la isla de Mallorca!