El centro de São Paulo es un lugar degradado, pero en los últimos tiempos ha ido cogiendo impulso gracias a distintas iniciativas privadas, que poco a poco lo están convirtiendo en la zona de referencia cultural y hostelera. La familia Mancini, propietaria de hasta cinco restaurantes en la calle Avanhandava fue la pionera en esta apuesta por recuperar la parte más bonita de la ciudad, olvidada por los poderes públicos y por los propios ciudadanos.

Fue en 1980 cuando se abrió el primer restaurante de cocina italiana casera. A partir de ahí decidieron no limitarse al interior de su negocio, y pasaron a invertir también en su entorno, adquiriendo los predios y dotando de personalidad propia a la calle, cuya remodelación (la primera acometida en el centro de la ciudad) fue inaugurada en el 2007. Hoy, en sus 120 metros de longitud acoge los cinco restaurantes de la familia además de dos tiendas de arte y objetos vintage también de su propiedad.

Se dice que en el primer restaurante, allá por los 80, es cuando nació el concepto de comida por kilo, tan habitual hoy en la ciudad.

Con amplias aceras convertidas en terrazas al aire libre, bajo los árboles y la luz de las bombillas con que se decora, se ha convertido en un rincón único en la ciudad, tranquilo y con un encanto muy europeo.

Además, por situación, muy cerca de rúa Augusta o plaza Roosevelt, se convierte en una opción muy interesante para los amantes de la cocina italiana, pudiendo elegir desde los platos más básicos en la Cantina o la Pizzeria hasta la alta gastronomía del Walter Mancini Ristorante. Incluso es posible encontrar pescado de calidad, algo no muy habitual en São Paulo. Los distintos restaurantes suelen ofrecer música en vivo y decoración charmosa, con objetos antiguos y buen gusto. Eso sí, los precios son elevados.

http://www.famigliamancini.com.br/

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