Sao Paulo, la puerta de entrada a Brasil
Ciudad eminentemente de negocios, São Paulo tiene suficientes atractivos como para que el viajero se detenga en ella unos días antes de continuar camino. Intimidante y difícil, sin embargo es una gran desconocida, con grandes atractivos culturales y arquitectónicos y una oferta gastronómica difícil de superar. Recomendamos al menos tres días con su tres noches para poder hacerse una idea, visitar lo básico y cumplir con los rituales de turista más típicos. Estas son algunas idea para sacarle el máximo partido a la experiencia paulistana:
Lo básico
- El espectáculo urbano por excelencia de pasear por la avenida Paulista, especialmente viva los domingos. Obligado detenerse en el MASP para disfrutar de la colección de arte occidental más importante de América del Sur (Velázquez, Picasso, El Greco, Monet, Renoir, Van Gogh, Dalí, Rembrandt o Rubens) y respirar aire puro en la mata atlántica del parque de Trianón.
- Buscar los restos de un pasado esplendoroso entre los edificios monumentales de la zona Centro. Evitando la noche, se puede comenzar en el edificio Copan de Niemeyer, para después pasar por la Praça da República hasta llegar al Teatro Municipal, el bonito interior del monasterio de São Bento y la zona de oficinas de los edificios Martinelli y Bovespa, terminando en el Patio de Colegio y la preciosa (pero muy degradada) Praça da Sé.
- Pasear por el parque de Ibirapuera, que no solo es el pulmón de la ciudad, sino que acoge varias museos en los icónicos edificios proyectados por Óscar Niemeyer, como por ejemplo el Museo Afro Brasil.
- Vila Madalena: El barrio de moda en los últimos años. De origen bohemio, está siendo víctima de su propio éxito, con precios cada vez más altos y propuestas menos arriesgadas. Allí está el Beco do Batman, donde podremos pasear entre grafitis y terminar tomando una cerveza local en alguno de sus cientos de bares.
- Hacerse una idea de su inmensidad en alguna de las mejores vistas.
La oferta de museos es inmensa: además del MASP y los de Ibirapuera hay que destacar la Pinacoteca y Catavento, ambos en bonitos edificios de la zona centro. Otro museo, el del Futebol, ofrece una interesante experiencia interactiva por uno de los símbolos del país.
Salir
- Comer: La gastronomía es uno de los grandes atractivos de la ciudad, y no puede pasarse por la ciudad sin probar la pizza y el sushi. Otra alternativa son los food trucks que han invadido la ciudad, con parques estables en Butantá y rúa Augusta.
- Sambar: Sin ir a la locura de Río de Janeiro, también existe una gran cultura de samba. Una toma de contacto podría ser en el Ó do Borogodó, en el barrio de Pinheiros. Más auténtico es el Vai-Vai, cerca de la Paulista. Siempre previa consulta de la programación, eso sí.
- La noche: Además de Vila Madalena, los barrios están llenos de baladas donde tomar algo y bailar. Los más chic, en los de Jardins e Itaim. Para los más alternativos, su sitio es la rúa Augusta. Si lo que se buscan son discotecas, lo mejor es acercarse a Barra Funda, con clubes tan reconocidos como D-Edge.
De compras
- La calle de compras por excelencia es Óscar Freire, donde se suceden las concept store de algunas de las mejores marcas en espectaculares locales de diseño.
- La calle 25 de março carece de glamour, pero es toda una experiencia. Ubicada en el centro de la ciudad, allí se puede comprar a buen precio prácticamente cualquier cosa, y terminar comiendo el muy típico bocadillo de mortadela en el Mercado Municipal,
- La ciudad es un paraíso de las antigüedades, con mercadillos repartidos por toda la ciudad. Los más interesantes, el de artesanía de los sábados en Benedicto Calixto, y los de los domingos de bajo el MASP y en el barrio de Bixiga.
- No puede faltar una referencia a los shoppings, tan importantes en la vida de los paulistanos. Algunos de los más señalados son Cidade Jardim o JK Iguatemí.
- Para los amantes de los libros, mucho cuidado con la Livraria Cultura de Paulista. Es preciosa, y además la mayor de América Latina.