La Cartagena antigua, la amurallada, es una ciudad que no necesita ir expresamente a visitar nada, sólo perdiéndote sin rumbo por sus coloridas y románticas callejuelas ya es una experiencia en sí. Utilizan el lema “Cartagena de Colores” para su campaña de publicidad y es que eso es lo que más resalta de la ciudad, colores vivos y vibrantes que alegran sus calles con aire colonial. Si sólo tienes un par de días para conocerla no puedes perderte esto:
Castillo de San Felipe de Bajaras. Considerada una de las 7 maravillas de Colombia. Su estado de conservación es magnífico y constituye el mayor complejo defensivo construido por españoles, se levantó en el año 1536. No os perdáis la visita a los túneles y galerías subterráneas.
Iglesia y Convento de San Pedro Claver. La iglesia data del 1580, y aunque el interior no te va a dejar sin palabras, lo que sí merece la pena es detenerse en su claustro con un jardín selvático.
Teatro Heredia. No te dejes engañar por el exterior, su interior es impresionante. El estilo lo definen como italiano con toques caribeños, algo único que bien merece comprar unos tickets para ver un espectáculo.
Las Bóvedas. Aunque originalmente fueron construidas para usarlas como depósitos municipales y más tarde como cárceles, hoy en día se han convertido en tiendas de souvenirs para turistas. Es un buen sitio para comprar algo de artesanía, ¡que no se te olvide regatear el precio!
Plaza de los Coches, es una de las plazas con más ambiente al estar junto a una de las puertas principales de la ciudad. El mejor plan aquí es sentarse en una terraza tomando un agua de coco para ver el trasiego de gente.
Plaza de la Aduana, aquí es donde organizan el Festival Internacional de Cine, por si te cuadra, se celebra todos los años en el mes de marzo.
Plaza de San Pedro Claver, visitadla de noche es mucho más bonita y aprovecha para acercarte al Baluarte San Ignacio que está justo al lado.
Parque Simón Bolívar, si buscas una sombra este es tú sitio. La plaza esta presidida por una estatua de Simón Bolívar, cuando estés allí fíjate bien en su forma te recordará a una plaza de toros y es que ese fue uno de sus usos!
Catedral Santa Catalina de Alejandria, de estilo herriano esta justo al lado del Parque Simón Bolívar. Merece la pena ver la mezcla de diseño español con la fusión alegre caribeña.
Por la noche encontraras muchos restaurantes con comida colombiana con lindas terrazas donde poder tomar algo. Aunque no sea típico de allí, hay un restaurante increíble que se llama La Cevichería, (no dejes de probar el ceviche de camarón!) platos contundentes con cerveza helada. Si luego te apetece ver como se baila de verdad la música tropical no dejes de ir al Club Babar, te dejará hipnotizado el ritmo que tienen los cartageneros. Si tu rollo es más de tomar algo en un bar sin pagar entrada ve a Tú Candela, también podrás rumbear aquí ¡no te preocupes!
Si puedes alargar tu estancia un día más, y te recomendamos que lo hagas, tienes que ir a la isla de Barú. Las playas de Cartagena de Indias no son espectaculares, más bien lo contrario. Para ir a una playa que te deje sin palabras tienes que ir a Barú, a Playa Blanca.
Hay varias formas de ir, actualmente han construido un puente que une la isla, esta a unos 40 minutos. Los horarios de autobuses son una odisea para enterarte y si te decides por la opción de ir en taxi corres varios riesgos. El primero que al llegar el puente esté cerrado porque su construcción ha generado mucho malestar en la población lo que provoca cortes sin aviso por manifestantes, y segundo, si consigues cruzar y llegar hasta a la isla ir hasta Playa Blanca es complicado porque es una zona protegida al tráfico y además no te aseguras la vuelta, tienes que confiar en que el taxista te recoja o te tocará quedarte allí a pasar la noche.
La mejor opción para ir es negociar en el puerto el precio e ir en una de las lanchas. Te hacen un recorrido por pequeñas islas donde además te enseñan la casa Pablo Escobar o de Julio Iglesias, sí eran casi vecinos. Puedes hacer snorkel, aunque hay poco que ver… Y finalmente llegas a Playa Blanca, es una playa virgen de aguas turquesas muy bien conservada, un auténtico paraíso. Al volver a Cartagena ponte directamente el bañador porque te calas sí o sí, el agua va en tú contra y parece que te van echando cubos de agua!