Ouro Preto, el pasado colonial de Brasil

Ouro Preto, el pasado colonial de Brasil

Iglesias barrocas y casas coloniales se hacen hueco entre esa vegetación exuberante que todo lo ocupa en Brasil. Estamos en el estado de Minas Gerais, en el interior del pais, donde la Semana Santa se celebra de forma muy tradicional y europea.

A hora y media de Belo Horizonte, la capital del estado, esta histórica ciudad conoció sus mejores tiempos en los siglos XVIII y XIX, cuando gracias a la extracción de minerales era conocida como "Vila Rica". El oro ya no fluye, el nombre se cambió en 1823 y ya hace tiempo que no es la capital del estado, pero afortunadamente conserva el mayor patrimonio arquitectónico del barroco portugués.

Hoy en día los estudiantes suponen el 20% de sus 70.000 habitantes y su principal actividad es el turismo. Hay más de 70 hoteles para dar acogida a los visitantes en Carnaval, en los festivales de cine y jazz, y, sobre todo, en Semana Santa, fechas en las que sobresale el Domingo de Pascua, pues la noche anterior las calles, empinadas y de piedra, se cubren con tapetes de serrín y flores, que serán recorridos por los ouropretanos representando pasajes bíblicos en medio de una multitud silenciosa.

El Centro Histórico se conserva casi intacto, y es Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde 1980, con nueve iglesias barrocas entre las que destaca la Iglesia do Carmo, obra del famoso Aleijadinho. También están la Plaza de Tirandentes, el Teatro Municipal más antiguo en funcionamiento del pais, varios museos y una feria de artesanía en el Largo de Coimbra.

Tiradentes fue un dentista ejecutado por el poder colonial portugués en abril de 1792 por participar en un movimiento independentista conocido como Inconfidencia Mineira. Hoy, es un mártir y héroe nacional.

Aleijadinho era un escultor y arquitecto, llamado así (el significado es un diminutivo de tullido) por tener una enfermedad degenerativa en sus miembros que llevó a que para poder trabajar tuvieran que sujetarle las herramientas con cuerdas a las manos. Es el mayor exponente del barroco en Brasil y quizá en toda Latinoamérica, y dejó alguna de sus mejores obras en Ouro Preto.

Ouro Preto puede ser visitada conjuntamente con otras ciudades separadas apenas unas decenas de kilómetros: Mariana, Tiradentes, Congonhas, São João del Rey, Sabará y Diamantina. Todas ellas conforman las denominadas ciudades históricas mineiras y merecen una visita pausada por su arquitectura de herencia portuguesa y las muchas historias que tienen que contar de esos tiempos no tan remotos de riqueza y esclavitud. Eso sí, las carreteras de la zona no son las mejores así que ¡paciencia y mucho cuidado!

Como curiosidad, Ouro Preto está hermanada desde 2013 con la ciudad vallisoletana de Tordesillas.

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