Invisible para casi todos, durante más de 60 años el Mirante 9 de Julho quedó en el olvido. Detrás tiene una historia de malas decisiones políticas y abandono, que gracias a una iniciativa público/privada recupera hoy en día el esplendor de antaño.

Ideado como un observatorio, formaba parte del jardín del precioso Caserón de Belvedere Trianon, lugar donde la élite de la ciudad se reunía para sus encuentros en los 20. Cuna del modernismo en la ciudad, el destino quiso que fuera derrumbado para construir el actual MASP. A este infortunio se sumó la decisión del alcalde Paulo Maluf, en 1970, de derrumbar la torre del observatorio para construir vías que desatascaran el tráfico, lo que llevo a una deterioro total (puedes ver alguna foto aquí). En la década de los 80 era el escenario de encuentros furtivos homosexuales para dar paso una década después a drogadictos y adictos al crack, hasta que hace aproximadamente cuatro años, se propusieron recuperar este espacio.

El pasado mes de agosto reabrió este nuevo espacio multicultural que gana la ciudad. Ideado como un lugar ‘gastro-cultural’ nos va a hacer estar pendientes de su agenda, que recogerá: muestras de arte urbano, proyecciones de cine, conciertos, ferias independientes, exposiciones temporales, etc. Además, tienen una interesante oferta culinaria, divida en dos barras: en una recoge la oferta de Isso é Café, ideal para ‘hipsters baristas”, donde el proceso de hacer café demora su tiempo y ritual. Por otro lado, cuenta con una barra que formará parte de la iniciativa de O Mercado, un Mercado Efêmero, con rodizio mensual de chefs, donde les darán la oportunidad a todos aquellos que aún no tienen restaurante propio para, durante un mes, ofrecer su carta, siempre con la premisa de tener precios populares -lo más caro de su menú eran 22 reales, una rica hamburguesa gourmet-.

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Este es solo el primer paso del proceso de restauración de la zona, el siguiente incluye un plan de rehabilitación de las fuentes cercanas al túnel 9 de Julho (se aceptan proyectos), y la tercera incluirá una cúpula de cristal en el techo que se usará como galería.

En las obras de restauración descubrieron unas estrechas escaleras en espiral que databan de 1932. Al bajarlas se llega a la Galeria Vertigem, eso sí, no apto para claustrofobias: un cártel avisa que tiene un aforo máximo de 15 personas.

Con diseño industrial y exposición de fotografías del Coletivo Rolé, este nuevo espacio sorprende a todo el que lo visita, aunque no se conozca la historia que tiene detrás. Las escaleras de acceso pueden ser un cine al aire libre con escalones como butacas, el techo un improvisado escenario para conciertos y DJs, sus pilares lienzos de arte urbano, su hall un mini food truck con puesto de ‘Los Mendozitos’ y su salón de 150m² transformarse camaleonicamente en alguno de los eventos de aquellos que quieran alquilarlo. Pásate por este singular lugar, no tiene pérdida, justo detrás de una de las postales de la ciudad: MASP.